Introducción.
Este trabajo se propone elucidar los resabios de una concepción filosófica desarrollada especialmente en la década de 1990 y que, con una producción discursiva que la enmascara, sigue presente en el nivel de educación superior de la Provincia de Buenos Aires.
Me refiero al neoliberalismo(1) educativo, instalado a partir de 1989 y consolidado desde 2003 en medidas que lo disimulan.
Impelidos por las recomendaciones del Banco Mundial y de la mano de cómplices ideológicos en los más altos niveles de decisión se transformaron los sistemas educativos en América Latina. En Argentina no hubo acuerdo y florecieron sistemas educativos provinciales inconexos, disímiles, desorientados, incongruentes, atomizados entre sí. La Educación Superior no fue ajena a esta situación y nuestros egresados debieron hacer engorrosos trámites para que sus títulos fueran reconocidos por otras jurisdicciones provinciales.
La Provincia de Buenos Aires, pionera siempre, reformó por dos veces en poco más de una década un sistema educativo construido pacientemente desde 1876. Agrandando escuelas (EGB), partiendo otras (EGB3/ Polimodal), creando nuevas (ESB), en un estado de indefinición que atañe al buen funcionamiento institucional.
En 1995 se extendió la obligatoriedad escolar de siete a diez años y en 2007 de diez a trece años. Tales transformaciones se asentaron particularmente en los cuatro niveles(2) de la educación formal, por su parte las cinco modalidades(3), aunque sintieron cimbronazos considerables no alcanzaron ese nivel de transformación. Más allá de algún cambio en la denominación de la modalidad las políticas públicas no priorizan ni la eficiencia económica ni la eficacia pedagógica del sistema educativo. Como interpretación del mandato de la Constitución Provincial (art. 198) de garantizar el “libre acceso, permanencia y egreso a la educación en igualdad de oportunidades y posibilidades”(…), las Políticas Públicas, desde entonces, están orientadas a compensaciones socioeconómicas centradas en lo asistencial: la masificación de la escolaridad, la inclusión, la contención y la retención.
En el gobierno permanece el Justicialismo, el mismo actor político desde 1987 que, sin autocríticas, modifica una y otras vez la orientación del Sistema Educativo. En su conformación policlasista pueden encontrarse algunas explicaciones respecto del alineamiento ideológico con la llamada globalización del pensamiento único de los sectores que accedieron al gobierno, tanto en el Poder Ejecutivo como en el Poder Legislativo.
Durante dos décadas se han ido afinando algunos elementos de consolidación de la ideología neoliberal conservadora. Esta evolución está asociada al condicionamiento generado por los organismos internacionales que, gracias al crecimiento exponencial de la deuda externa iniciada por el golpe de estado de marzo de 1976 y consolidada en la debacle financiera de diciembre de 2001, tuvieron de rehenes a los gobiernos de toda América Latina.
Algunos funcionarios educativos del gobierno comenzaron a esgrimir, desde el recambio de 2004, esperanzadoras citas de Antonio Gramsci y de Pierre Bourdieu en sus discursos y presentaciones ante numerosos grupos de directivos de instituciones educativas. Con el tiempo fueron mostrando que, efectivamente, conocen los análisis de Gramsci respecto de la hegemonía y el rol de los intelectuales orgánicos, también conocen las teorizaciones de Bourdieu sobre la naturalización y la constitución de habitus. En poco tiempo dejaron en claro que su función es estar ahí para que nada cambie, para consolidar la hegemonía de las clases y los grupos hegemónicos que conservan el poder desde un segundo plano con poca exposición pública. En tal sentido su función de intelectuales orgánicos es eficiente. Critican a sus antecesores inmediatos y, cuando se refieren al “neoliberalismo de la década anterior”, parecieran describir sucesos que les son ajenos con el agravante de que algunos son los mismos agentes.
---------------Me refiero al neoliberalismo(1) educativo, instalado a partir de 1989 y consolidado desde 2003 en medidas que lo disimulan.
Impelidos por las recomendaciones del Banco Mundial y de la mano de cómplices ideológicos en los más altos niveles de decisión se transformaron los sistemas educativos en América Latina. En Argentina no hubo acuerdo y florecieron sistemas educativos provinciales inconexos, disímiles, desorientados, incongruentes, atomizados entre sí. La Educación Superior no fue ajena a esta situación y nuestros egresados debieron hacer engorrosos trámites para que sus títulos fueran reconocidos por otras jurisdicciones provinciales.
La Provincia de Buenos Aires, pionera siempre, reformó por dos veces en poco más de una década un sistema educativo construido pacientemente desde 1876. Agrandando escuelas (EGB), partiendo otras (EGB3/ Polimodal), creando nuevas (ESB), en un estado de indefinición que atañe al buen funcionamiento institucional.
En 1995 se extendió la obligatoriedad escolar de siete a diez años y en 2007 de diez a trece años. Tales transformaciones se asentaron particularmente en los cuatro niveles(2) de la educación formal, por su parte las cinco modalidades(3), aunque sintieron cimbronazos considerables no alcanzaron ese nivel de transformación. Más allá de algún cambio en la denominación de la modalidad las políticas públicas no priorizan ni la eficiencia económica ni la eficacia pedagógica del sistema educativo. Como interpretación del mandato de la Constitución Provincial (art. 198) de garantizar el “libre acceso, permanencia y egreso a la educación en igualdad de oportunidades y posibilidades”(…), las Políticas Públicas, desde entonces, están orientadas a compensaciones socioeconómicas centradas en lo asistencial: la masificación de la escolaridad, la inclusión, la contención y la retención.
En el gobierno permanece el Justicialismo, el mismo actor político desde 1987 que, sin autocríticas, modifica una y otras vez la orientación del Sistema Educativo. En su conformación policlasista pueden encontrarse algunas explicaciones respecto del alineamiento ideológico con la llamada globalización del pensamiento único de los sectores que accedieron al gobierno, tanto en el Poder Ejecutivo como en el Poder Legislativo.
Durante dos décadas se han ido afinando algunos elementos de consolidación de la ideología neoliberal conservadora. Esta evolución está asociada al condicionamiento generado por los organismos internacionales que, gracias al crecimiento exponencial de la deuda externa iniciada por el golpe de estado de marzo de 1976 y consolidada en la debacle financiera de diciembre de 2001, tuvieron de rehenes a los gobiernos de toda América Latina.
Algunos funcionarios educativos del gobierno comenzaron a esgrimir, desde el recambio de 2004, esperanzadoras citas de Antonio Gramsci y de Pierre Bourdieu en sus discursos y presentaciones ante numerosos grupos de directivos de instituciones educativas. Con el tiempo fueron mostrando que, efectivamente, conocen los análisis de Gramsci respecto de la hegemonía y el rol de los intelectuales orgánicos, también conocen las teorizaciones de Bourdieu sobre la naturalización y la constitución de habitus. En poco tiempo dejaron en claro que su función es estar ahí para que nada cambie, para consolidar la hegemonía de las clases y los grupos hegemónicos que conservan el poder desde un segundo plano con poca exposición pública. En tal sentido su función de intelectuales orgánicos es eficiente. Critican a sus antecesores inmediatos y, cuando se refieren al “neoliberalismo de la década anterior”, parecieran describir sucesos que les son ajenos con el agravante de que algunos son los mismos agentes.
Se intentará demostrar en este trabajo algunas de las maneras en que las políticas públicas referidas a articulación(4), capacitación y actualización continúan sosteniendo ese encuadre ideológico y se presentarán los dispositivos legales que los respaldan.
Aún con enunciaciones igualitaristas e inclusivas ocultan los tres pilares filosóficos en que se asienta la centralidad de un mercado acotado, restringido:
Aún con enunciaciones igualitaristas e inclusivas ocultan los tres pilares filosóficos en que se asienta la centralidad de un mercado acotado, restringido:
- individualismo,
- propiedad privada y
- competencia meritocrática.
(1) Pinto, Alejandra, Reforma, neoliberalismo y filosofía http://www.imagodeus.com/eduyneo/tesis11.htm
(2) Preescolar, Primaria, Secundaria y Superior
(3) Especial, Adultos, Educación Física, Artística, Psicología Comunitaria y Pedagogía Social.
(4) Puede consultarse con provecho, aunque referido a otros niveles del sistema, http://64.76.190.173/foro_gestion/sites/default/files/Vital%20LA%20ARTICULACI%C3%93N%20ENTRE%20NIVELES.pdf
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